LA LACTOSA
La lactosa es un disacárido compuesto por galactosa y glucosa presente en las leches de casi todos los mamíferos que sólo puede digerirse mediante la acción de una enzima denominada lactasa. Cuando hay déficit de ella la lactosa no se desdobla y, como consecuencia, el intestino no la puede absorber. Y resulta que el cuerpo humano empieza a dejar de fabricar lactasa aproximadamente a los 3 años. A partir de entonces actúan las bacterias intestinales provocando su fermentación y generando ácido láctico, ácidos grasos de cadena corta, hidrógeno, anhídrido carbónico y metano pudiendo provocar flatulencia, diarrea líquida, dolores, espasmos, hinchazón abdominal, estreñimiento o vómitos. Es lo que se conoce como intolerancia a la lactosa que puede ser de origen genético o adquirido. Hoy se calcula que afecta a unos 4 millones de españoles y lo malo es que muchos no saben que la padecen porque la reacción no siempre es inmediata y porque no se han sometido a un test de intolerancia alimentaria que confirme que el origen de su malestar puede encontrarse en esa sustancia. Y, sin embargo, bastaría eliminar la leche de la dieta para que los síntomas desaparezcan.